EDUCACIÓN
VIRTUAL
INTRODUCCIÓN
En la
actualidad, como consecuencia de la globalización que
se ha manifestado en la mayor parte del mundo, que ha traído consigo grandes
avances en la tecnología y
en la comunicación,
diversos campos de actividad se han acogido de la nueva tecnología para
proyectarse y expandirse, debido a la facilidad y rapidez con que se puede
manejar gran cantidad de información.
Uno de los campos que han aprovechado y están aprovechando esta nueva
tecnología es el de la educación, ya que el Internet es
un medio eficaz para garantizar la
comunicación, la interacción,
el transporte de
información y, consecuentemente, el
aprendizaje, en lo que se denomina enseñanza virtual,
enseñanza a través de Internet o teleformación.
Este tipo
de entornos persigue el aprendizaje sin que se produzca una coincidencia entre
estudiante y profesor ni en el espacio ni en el tiempo y
asumen las funciones de
contexto de aprendizaje que el aula desarrolla en el entorno presencial.
La
incorporación de las tecnologías de información y comunicación en el ámbito
académico ha traído consigo no sólo el dar soporte a las actividades curriculares
y de investigación, sino que ha propiciado el intercambio de información entre
alumnos y docentes de
una manera dinámica a
través de la Red,
lo que ha dado origen al establecimiento de nuevos ambientes de aprendizaje
basado en el uso de Internet como medio difusor de conocimientos.
Este
enfoque de educación incorpora nuevos modelos pedagógicos
de conducir el aula de clase para
convertirla en un campo abierto de conocimientos en donde el docente debe
desarrollar funciones de liderazgo al
plantear ideas, teorías y métodos colaborativos
virtuales a fin de mejorar el proceso de enseñanza aprendizaje. Por su parte el
estudiante requiere de un alto nivel de responsabilidad para
administrar el tiempo necesario en el desarrollo del
curso, por lo que debe mostrar eficacia personal,
practicar buenos hábitos y estrategias de
estudio, y disposición a aprender en un nuevo ambiente.
En la
actualidad decenas de instituciones tanto
públicas como privadas están desarrollando y ofreciendo programas de
educación virtual
Es un sistema de
educación en el cual los alumnos y los profesores no están en el mismo lugar.
(Jackson Bob).
Son
aquellas formas de estudio que no son guiadas o controladas directamente por la
presencia de un profesor en el aula, pero se beneficia de la planeación y
guía de los tutores a través de un medio de comunicación que permita la
interrelación profesor-alumno. (José Luis García Llamas, 1986)
Es un
conjunto de procedimientos cuya
finalidad es proporcionar instrucción por medios de
comunicación impresos y electrónicos o personas que participan en un proceso de
aprendizaje reglado, en lugares y horarios distintos de los del profesor o
profesores. (Michael Moore, 1990)
Es una estrategia educativa,
basada en el uso intensivo de las nuevas tecnologías, estructuras operativas
flexibles y métodos pedagógicos altamente eficientes en el proceso enseñanza-aprendizaje,
que permite que las condiciones de tiempo, espacio, ocupación o edad de los
estudiantes no sean factores limitantes o condicionantes para el aprendizaje.
El título
de esta presentación es sin duda pretencioso. Digamos de una vez que estamos
lejos de contar con un modelo pedagógico - por lo tanto teórico - que oriente
con claridad la formas de diseñar y llevar a la práctica un proceso de
enseñanza y de aprendizaje, caracterizado por eso que llamamos "virtualidad". Por eso
preferimos el título en plural. Porque plurales y cambiantes son las prácticas
educativas y las reflexiones teóricas con las que tratamos de comprenderlas y
mejorarlas.
No
obstante, es evidente que el tema acapara el mayor número de esfuerzos e
iniciativas de los pedagogos y educadores de todo el mundo. Esta profusión de
trabajos está logrando esclarecer los temas y problemas que
las tecnologías de la información y las comunicaciones plantean a la educación.
Contamos ya, si no con modelos acabados, con un conjunto de principios que
permiten modelar la acción educativa,
al menos en algunos de sus componentes esenciales.
Se
considera imprescindible una breve aclaración inicial de términos.
Por "modelo", entendemos
estrictamente la definición del diccionario:
ejemplar, patrón que se construye y luego se sigue o copia en la
ejecución" (Real Academia de la Lengua Española
1977)
El
término "pedagógico" hace
referencia a un cuerpo de conocimientos teóricos y prácticos fruto de la
reflexión sobre el fenómeno de la educación intencional (Fullat 1984). Con ello
delimitamos el campo semántico del término, destacando su carácter de
"saber" acerca de los procesos de
formación del hombre;
y ciñéndolo exclusivamente al caso en que esa formación sucede porque hay una
intención bilateral: enseñar algo a alguien que quiere aprender.
El
término "clase" puede
parecer, en un primer momento, desafortunado; hace inevitable referencia al
ambiente de enseñanza restringido a un espacio cerrado y neutro, en el que se
reúne un profesor con un grupo de
alumnos, generalmente numeroso, para ver qué aprenden de lo que el profesor
dice o demuestra, casi siempre mediante comunicación verbal.
Pero es
un referente inevitable al hablar de virtualidad; lo virtual, por su naturaleza,
dice referencia a una realidad concreta, que se puede llamar objetiva; en
educación ha de ser el campus, la escuela, la clase. "virtual". Por otra parte,
esa idea convencional de "tener clase" nos permitirá un buen
contraste con una forma diferente de concebir la clase: como un ambiente de
aprendizaje (Proyecto CONEXIONES,
1988). Hablaremos, pues de la "clase" como un ambiente que se
organiza intencionalmente para favorecer la construcción de
conocimientos, habilidades o actitudes deseables.
Más complicaciones
presenta el ponerse de acuerdo sobre qué queremos decir con
"virtual". Bette Collis (1998) iniciaba el pasado año una conferencia sobre universidad virtual
señalando la variedad de escenarios a los que se aplica el término; desde la
teleconferencia, hasta los grupos de
investigación avanzada en laboratorios virtuales. Collis ofrece una definición
que parece adecuada a nuestros propósitos: "El uso de la telemática con
propósitos de aprendizaje" ("Using telematics for learning-related
purposses").
Señala la
autora que lo importante en su definición es que deliberadamente se omite la
idea de "distancia"; el uso de la telemática hace irrelevante el
lugar donde esté la persona con
la que nos comunicamos, o la información con la que trabajamos. De manera que
una clase virtual es un ambiente de aprendizaje que utiliza la telemática como
entorno de interacción y comunicación, en el proceso intencional de
enseñar-aprender.
Pretender
hablar de un modelo pedagógico para este tipo de ambiente de aprendizaje
exigirá determinar en qué formas el uso de la telemática podrá permitir llevar
a cabo alguna de las acciones relacionadas
con el aprendizaje, en forma mejor de como lo estamos haciendo sin ella. O
bien, determinar las mejores formas de combinar la telemática, con los
elementos pedagógicos óptimos para mejorar la calidad de
la enseñanza y del aprendizaje.
La
pregunta de si la enseñanza virtual es tan efectiva como la enseñanza
presencial para el logro de resultados de aprendizaje, continuará siendo objeto
de debates e investigaciones durante
mucho tiempo. En un reporte sobre el tema Phipps y Merisotis (1999) señalan que
los estudios realizados pueden agruparse en tres categorías: los que contrastan
resultados alcanzados por los estudiantes, los que comparan las actitudes de
los estudiantes frente al aprendizaje a través de estos medios, y los que
evalúan el nivel de satisfacción de los alumnos con la enseñanza virtual. Por
ejemplo, en una investigación realizada por Shutte (1996), los estudiantes de
un curso sobre estadística social
se asignaron aleatoriamente a una clase virtual y a una clase presencial.
Los
contenidos de las clases y de los exámenes fueron comparables para ambos
grupos. Se encontró que los estudiantes de la clase virtual obtuvieron mejores
resultados en las pruebas.
El investigador concluye que las diferencias en el desempeño pueden
atribuirse a una mejor capacidad de los estudiantes para colaborar entre ellos
cuando trabajan en línea. En efecto, se observó que los estudiantes con un
mejor desempeño en ambos grupos también evidenciaron una mayor interacción con
sus compañeros. Shutte señala que este factor colaboración es una variable
clave que debe controlarse cuidadosamente en futuros estudios.
Según
Phipps y Merisotis (1999) la mayoría de los estudios indican que los resultados
de aprendizaje que se obtienen utilizando tecnologías para enseñar a distancia
son similares a los que se obtienen mediante la enseñanza tradicional. También
comentan que de acuerdo con resultados de muchas investigaciones, la tecnología
no es un factor tan importante para el aprendizaje como la naturaleza de las
tareas o actividades, las características del alumno, la motivación o
la preparación académica del instructor. Así mismo, estos autores cuestionan
algunos de estos estudios porque no han definido ni controlado adecuadamente
ciertas variables,
y porque se han apoyado más en métodos
cualitativos que cuantitativos. Muchas investigaciones manejan
el supuesto ilusorio de un "aprendiz típico", desconociendo así la
enorme diversidad de estilos cognitivos y formas de aprender que caracterizan
la población estudiantil.
Palloff
y Pratt (2001), dos especialistas en el tema de educación virtual, comentan que
su experiencia de trabajo con la enseñanza en-línea ha cambiado
significativamente la manera como se acercan a los alumnos en una clase
presencial; ya no centran su trabajo docente en exposiciones orales de los
contenidos de los libros;
ahora asumen que los estudiantes pueden leer estos contenidos, y por lo tanto
conciben la clase como un espacio para estimular el trabajo colaborativo
y autónomo.
En la
educación virtual el aprendizaje está centrado en el alumno y su participación
activa en la construcción de conocimientos le asegura un aprendizaje
significativo.
En la
modalidad basada en Internet se definen los contenidos y actividades para un
curso partiendo de la estrategia didáctica diseñada
por el profesor. El alumno realiza su proceso de aprendizaje a partir de dichos
contenidos y actividades, pero sobre todo, a través de su propia motivación por
aprender, de la interacción con otros compañeros y de la guía y asesoría de su
profesor.
El alumno de la educación virtual aprende de forma más activa pues no sólo recibe la instrucción del profesor, sino que aprende a través de la búsqueda de información, la autorreflexión y las diversas actividades que realiza de manera individual y colaborativa.
El alumno de la educación virtual aprende de forma más activa pues no sólo recibe la instrucción del profesor, sino que aprende a través de la búsqueda de información, la autorreflexión y las diversas actividades que realiza de manera individual y colaborativa.
Ventajas para el alumno:
·
Se siente
personalizado en el trato con el profesor y sus compañeros.
·
Puede
adaptar el estudio a su horario personal.
·
Puede
realizar sus participaciones de forma meditada gracias a la posibilidad de
trabajar off-line.
·
Podrá
seguir el ritmo de trabajo marcado por el profesor y por sus compañeros de
curso.
·
El alumno
tiene un papel activo, que no se limita a recibir información sino que forma
parte de su propia formación.
·
Todos los
alumnos tienen acceso a la enseñanza, no viéndose perjudicados aquellos que no
pueden acudir periódicamente a clase por motivos como el trabajo, la distancia,
etc...
·
Existe
feed-back de información, de manera que el profesor conoce si el alumno
responde al método y
alcanza los objetivos fijados
inicialmente.
·
Se
beneficia de las ventajas de los distintos métodos de enseñanza y medios
didácticos tradicionales, evitando los inconvenientes de los mismos.
Para la universidad
·
Permite a
la universidad ofertar formación a las empresas sin
los añadidos que suponen los desplazamientos, alojamientos y dietas de
sus trabajadores.
·
Permite a
la universidad ampliar su oferta de
formación a aquellas personas o trabajadores que no pueden acceder a sus cursos
presénciales.
·
Permite
superar la calidad de los cursos presénciales.
·
Aumenta
la efectividad de los presupuestos destinados
a la educación: en muchos países los presupuestos de educación están congelados
aunque la demanda aumenta.
Mientras que la financiación disminuye, los gobiernos piden niveles más altos y
mayor relevancia del factor "profesionalizador" de los cursos.
·
Responsabilidad
del sistema educativo: los gobiernos no sólo esperan que las instituciones
educativas mejoren su relación coste-eficacia, sino que también esperan que
éstas justifiquen el uso que hacen del dinero público
Desventajas
A pesar
de las múltiples ventajas que ofrece el recurso virtual no se pueden desconocer
los riesgos potenciales
por el mal uso que se le puede dar, entre ellos tenemos:
·
La
pasividad del sujeto frente a este medio, pues se percibe como un "medio
fácil".
·
Inexistencia
de estructura pedagógica
en la información y multimedia
Tecnófobos y tecnófilos.
Tecnófobos y tecnófilos.
·
Dificultades
organizativas, problemas técnicos y altos costos de mantenimiento.
·
Temor a
que los estudiantes vean los medios con pasividad de mirar un programa de
TV (telenovelas) caracterizado por una tendencia al facilismo inmediato,
inconveniente para aprender ciertos contenidos.
·
La
tendencia a trabajar cualquier aspecto o contenido de forma virtual, dejando de
lado el uso de medios más sencillos como el retroproyector.
·
Falta de
una estructura pedagógica adecuada, diseñada intencionalmente teniendo en
cuenta los procesos cognitivos y las formas de aprender de los estudiantes.
Según un artículo del New York Times (Hafner, 2002), varios proyectos importantes
de educación virtual han resultado menos rentables y exitosos de lo esperado.
Por ejemplo la Universidad de Columbia, en asocio con otras prestigiosas
instituciones como la Universidad de Chicago, la Universidad de Michigan, etc.,
inició hace algunos años un ambicioso proyecto denominado www.Fathom.com para
ofrecer cursos en-línea a través de la Red, en la cual se invirtieron más de 25
millones de dólares.
El número
de estudiantes interesados en los cursos válidos para obtener un título
académico fue inferior a las expectativas, Fathom.com decidió redireccionar su
oferta de cursos hacia la actualización, el entrenamiento profesional
y la educación permanente.
Según los
directivos de este proyecto la mayoría de la gente está poco familiarizada con
el aprendizaje en-línea, y este tipo de cursos pueden ir generando mayor interés y
confianza en la enseñanza virtual (www.nytimes.com/2002/05/02 ).
Otro
programa de educación virtual que según el artículo de Hafner (2002) no ha
tenido el éxito previsto
es el proyecto NYUonline de la Universidad de New York, creado en 1998 con el objetivo de
ofrecer capacitación y
entrenamiento a las empresas. Los cursos desarrollados para este programa no
estaban dirigidos a la obtención de títulos académicos, y se vendían como
paquetes a los clientes corporativos.
En dos años de funcionamiento la universidad de New York invirtió en este
programa cerca de 25 millones de dólares; no obstante, las matrículas no
alcanzaron los niveles esperados, llegando a un punto máximo de 500 alumnos.
Por esta razón el programa fue prácticamente cerrado, trasladando algunas de
sus funciones al Departamento de Educación Permanente de la Universidad, donde
debió estar desde su inicio según opinión de uno de sus directivos. Una lección
aprendida de esta experiencia es que si una institución universitaria quiere
incursionar en el campo de la educación virtual puede hacerlo sin tener que
crear nuevas unidades o centros académicos (www.nytimes.com/2002/05/02).
Contrastando
con los dos ejemplos anteriores, la universidad de Phoenix online es un caso
particularmente exitoso de educación virtual. En al año 1989 fue una de las
primeras en obtener acreditación para sus programas vía Internet.
Su misión es
ofrecer una oportunidad a personas adultas que trabajan para que adquieran los
conocimientos y habilidades necesarias para alcanzar sus metas profesionales,
mejorar la productividad de
sus empresas o instituciones, y apoyar con liderazgo y servicio a
sus comunidades. Busca una enseñanza equilibrada entre la teoría y
la práctica apoyándose en un equipo docente que no sólo posee una preparación
académica avanzada, sino amplia experiencia en su ejercicio profesional. Tiene
alrededor de 37,600 estudiantes de pregrado, maestría y doctorado, residentes
en más de 70 países diferentes, y matriculados en programas de Negocios, Administración,
Tecnología, Educación, y Enfermería.
Esta universidad ofrece el 100% del currículo a
través de la Red. Utiliza un formato asincrónico que resulta muy flexible y
conveniente para los alumnos. Los programas están diseñados para que se puedan
aplicar inmediatamente en el ambiente de trabajo.
La
Western Governors University es otro caso muy exitoso de universidad virtual
que merece destacarse. Fue fundada en 1995 por los gobernadores de 19 estados
en la región occidental de los Estados
Unidos. Es una institución cuya enseñanza está basada en competencias,
y que no otorga certificados o grados por un número determinado de créditos aprobados.
Tampoco opera bajo un calendario académico tradicional; una clase puede empezar
cualquier día, algunas duran unas pocas semanas, otras todo un semestre, y
otras pueden durar lo que el alumno se demore para estudiar todo el material
del curso.
Ofrece
actualmente ocho programas de pregrado y postgrado en tres áreas: tecnologías
de la información, administración de
negocios y educación. Su catálogo en-línea ofrece más de 1000 cursos de 45
universidades y proveedores comerciales
diferentes ( www.wgu.edu ).
A los
estudiantes no se les exige tomar ningún curso, y para obtener un título el
único requisito es aprobar una serie de exámenes. La función de
los profesores no es enseñar en el sentido convencional; actúan como consejeros
que determinan lo que el estudiante sabe o desconoce, y los cursos que necesita
para que pueda afrontar con éxito las pruebas. Para obtener un título se
requieren competencias en dominios generales como la escritura y
las matemáticas,
y específicas del área. Todo el proceso para alcanzar un grado académico gira
en torno al
sistema de pruebas.
Según
Miller y Miller (2000), se pueden identificar cuatro factores que juegan un
papel crucial en el futuro de la educación virtual: la investigación sobre
su efectividad, los avances tecnológicos, los costos y la competencia del mercado,
y la respuesta a las influencias del mercado.
Los
resultados que vayan arrojando las investigaciones sobre la eficacia de los
cursos virtuales como medio de enseñanza y aprendizaje determinarán su lugar y
vigencia en el porvenir. Los avances
tecnológicos en equipos y programas para la comunicación en red
ofrecerán nuevas herramientas para la educación virtual.
Los
exploradores de Internet tendrán opciones más sofisticadas para controlar
diversos medios audiovisuales, y los proveedores de conexión a la Red ofrecerán servicios cada
vez más complejos y potentes, que simplificarán el intercambio de información y
el trabajo colaborativo, la distribución y
acceso a cursos con estructuras hipermediales y un alto nivel de interactividad
(Miller y Miller, 2000).
Según
el Departamento de Educación de los Estados Unidos, en 1978 el número de cursos
universitarios a distancia era de 52.270, y la población atendida alcanzaba
unos 710.000 alumnos, lo que equivalía a un 5% del total de alumnos
matriculados en programas presénciales de pregrado en ese país. Cabe señalar
que estos cursos se apoyaban en diversos medios como el correo postal, el correo
electrónico y las listas de destinatarios; unos pocos utilizaban
aplicaciones informáticas, audioconferencias o videoconferencias. Actualmente,
según datos de
la Internacional Data Corporation, el número de alumnos que están tomando
cursos en-línea puede llegar a 2.23 millones, cifra equivalente a un 15% de la
población estudiantil universitaria (Ko y Rossen, 2001).
Es
razonable suponer que el volumen creciente
de servicios de capacitación e información, ventas,
y transacciones financieras que se están realizando en la Red incentivarán
cuantiosas inversiones en
una mejor infraestructura de comunicación. Con un ancho de banda mayor, la
enseñanza virtual podrá apoyarse más en estrategias sincrónicas; así, en vez de
participar en una sesión de chat tecleando
comentarios, el docente y los alumnos pueden utilizar audio y video para
hablar directamente entre ellos, hacer exposiciones, y cooperar en tareas o
proyectos. Las horas de oficina virtual
serán más usuales, apoyadas en plataformas informáticas que permiten la
comunicación audiovisual entre docentes y alumnos, la utilización conjunta de
un programa, el examen y discusión de documentos en
un tablero electrónico (Ko y Rossen, 2001).
Las
conexiones de alta velocidad influyen
igualmente en las formas de trabajo asincrónico, que también pueden incorporar
video, audio, o animaciones tridimensionales. En ambientes de comunicación de banda ancha,
donde la interacción alumno-docente es más directa y fluida, los docentes
tienen la oportunidad de crear y suministrar ellos mismos los contenidos, y
controlar mejor el desarrollo de los cursos, lo que influye significativamente
en la calidad e impacto de la enseñanza (Ko y Rossen, 2001).
Las
plataformas de administración de cursos, como WebCT, Blackboard, e-College, o
Learning Space son fundamentalmente sistemas asincrónicos.
Aunque incluyen la opción del chat, una herramienta sincrónica, asumen que los
alumnos se conectan a una hora de su elección, examinan el material disponible
en el sitio y realizan la mayor parte del trabajo sin estar conectados a la
Red. No obstante, en ambientes con conexiones de alta velocidad y comunicación
sincrónica se vive la experiencia de asistir a una clase virtual, es decir,
entrar a una hora determinada e interactuar con el docente y los compañeros
utilizando herramientas que soportan el flujo de información de doble vía. Este
tipo de plataformas permiten que el profesor exponga en vivo la clase, los
estudiantes pregunten, hagan discusiones, observen un video y lo analicen
colectivamente, y respondan las preguntas de un examen. El docente tiene pleno control de
todas estas actividades, por ejemplo puede interrumpir una discusión para
exhibir una fotografía o
un gráfico, presentar un documento, una serie de diapositivas, o un video.
La
educación virtual puede ser una alternativa considerablemente más barata que la
enseñanza presencial. Se necesitan menos instructores, menos aulas de clase, y
menos personal administrativo para atender un mayor número de alumnos. Esta
reducción en los costos está estimulando la oferta de cursos virtuales en un
número creciente de instituciones. A medida que la universidades ofrezcan más
cursos y programas en-línea aumentará la competencia por atraer estudiantes.
Esta competencia, sumada a unos costos menores, puede producir una caída
dramática en el número de alumnos matriculados en los programas presénciales. A
la luz de
estas circunstancias, la educación superior sufrirá transformaciones profundas
en su filosofía y organización (Miller
y Miller, 2000).
Aunque
los medios, los gobiernos, o las instituciones académicas sostengan que las
nuevas tecnologías de la comunicación y la información son herramientas
esenciales para la educación actual, la fuerza que
jalonea estos cambios es el mercado. A medida que la enseñanza virtual vaya
penetrando la educación superior, las universidades se verán obligadas a
introducir reformas que les permitan sobrevivir en un mercado global, tales
como: disminuir su planta de docentes, reducir su infraestructura física, disminuir los
costos de la investigación y cobrar muchos servicios de apoyo, eliminar la
estabilidad de los docentes, y evaluar su desempeño con criterios económicos.
Estas fuerzas podrían alejar la educación
superior de sus más caros ideales de democracia,
formación liberal e investigación (Miller y Miller, 2000).
Podemos
considerar que el nuevo modelo educativo virtual está plenamente implantado,
soportado tanto desde su perspectiva tecnológica como didáctica,
y su uso se irá incrementando en los próximos años. Concretamente, en el caso
de la enseñanza superior en nuestro país, prácticamente todas las Universidades
públicas y privadas o bien imparten cursos virtuales en la actualidad o bien
han iniciado o realizado ya distintos proyectos en el área de la teleformación.
En la
educación virtual el aprendizaje está centrado en el alumno y su participación
activa en la construcción de conocimientos le asegura un aprendizaje
significativo. Los profesores (facilitadores) ya no centran su trabajo docente
en exposiciones orales de los contenidos de los libros; ahora asumen que los
estudiantes pueden leer estos contenidos, y por lo tanto conciben la clase como
un espacio para estimular el trabajo colaborativo y autónomo.
En la
actualidad decenas de instituciones tanto públicas como privadas están
desarrollando y ofreciendo programas de educación virtual.
A medida
que la enseñanza virtual vaya penetrando la educación superior, las
universidades se verán obligadas a introducir reformas que les permitan
sobrevivir en un mercado
global, tales como: disminuir su planta de docentes, reducir su
infraestructura física, disminuir los costos de la investigación y cobrar
muchos servicios de apoyo, eliminar la estabilidad de los docentes, y evaluar
su desempeño con criterios económicos.